La familia Mora-Figueroa es símbolo de tradición. Tradición y legado de sus mayores, que les hace elaborar cada vino tal y como son, auténticos poemas dedicados a Jerez. La familia se mantiene fiel a la tierra que les ha visto nacer, en la que han crecido y que nos abre las puertas a un futuro que aún está por escribir.
Los vinos Tornería vuelven a las raíces, a la calle Tornería de Jerez. A un pasado que se contempla desde el presente, porque en las raíces familiares está su esencia. Tornería, epicentro del vino y de los palacios, reflejo de la nobleza jerezana. Tornería ha sido testigo de la Reconquista y bajo sus piedras se esconden historias que, con el Palacio Domecq, están ahí para ser contadas.